lunes, 20 de diciembre de 2010

Amaneceres en tu piel...

...y la forma de rozar mi espalda, girarme y verte ahí; mirándome, sonriéndome. Perdiendo cualquier tipo de verguenza, acercarme a tí medio bailando canciones odiosas. Abrazarte y mordisquearte el cuello. Ver tu sonrisa y tus ojos cerrados. Ábrelos. Ábrelos ya. Y ahí estoy yo, con sonrisa de idiota mirándote y deseando que ese momento no se termine nunca.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Superior a todo

"Estoy vivo, escucha mis latidos. Yo sé que el tiempo me acompaña y que tú también. ¡Oh, oh! viniste conmigo a conocer el mundo que hay debajo de la piel."
http://www.youtube.com/watch?v=JzgavzN7ca8

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Five


-¿Por qué le quieres?
-¿Por qué respiras?
-Porque es necesario para vivir.
-¿Hace falta que te responda entonces?

viernes, 19 de noviembre de 2010

Saber que nada bueno es infinito


http://www.youtube.com/v/u2bIgsZ1rzM

domingo, 7 de noviembre de 2010

BCN nos espera

Porque sólo encuentro la paz que busco mientras te veo respirar en mi cama, despacio. Como las palabras que solo encuentro en tu boca, las caricias de las que solo tú eres dueño, dándonos los besos que nunca se dieron. Lo demás se estrella contra el infinito.
Me gusta cuando me miras y cuando sonríes sin ninguna razón porque te devuelvo mi sonrisa, esa que te vuelve loco. Me encanta que cuando hables, aunque el tema no vaya conmigo, que no pares de mirarme ni un sólo segundo. Adoro que me hagas bromas, esas tan peculiares en ti, y que cuando me enfade por tonterías, vengas a los cinco minutos y resuelvas todo. Adoro tu forma de hablar, tus gestos y tu olor. Me encanta estar contigo porque se me olvida todo.
Supongo que en realidad, no adoro todo eso. Me gusta solamente porque lo haces tú, porque es a ti a quien, realmente, quiero más que a nada.

martes, 2 de noviembre de 2010

Art + Él



Expresión, energía, arte, felicidad, vida, movimiento, acción, sentimiento, amor, pasión, locura transitoria...





miércoles, 29 de septiembre de 2010

27 y tú

Esos sitios que tú y yo conocemos, nos esperan todas las noches, y un viejo sofá...y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen. Me gusta decirte lo de siempre, y mis manos adoran tu pelo. Y me estrechas, poco a poco...Grande y dulce, abrazo a tu brazo, y con mi mano en tu boca, te busco y te busco. No cambio dormir abrazados, ni que me agarres más fuerte cada vez que me separo un poco de ti...Y esque cuando no estas necesito tus besos antes de dormir, tus ojos mirando por encima de mi, tus manos acariciándome el pelo. Yo, que nunca quise ser la protagonista de una historia ñoña terminé convirtiéndolo todo en un nosotros. Me haces desaparecer por momentos y me hago parte de tu aire, que me abraza porque no buscamos otra cosa que hacer. Nunca tuve nada que ofrecerte, y me lo diste todo. Porque eres experto en sonreir y en convertir los momentos en increíbles. Prometo disfrutarte, admirar tus movimientos, coger tu mano en vez de la mía. Intentaré hacerte feliz con cada poro de mi piel. Prometo seguir amaneciendo dándote un beso tímido en los labios, porque aunque llevemos así bastante tiempo, al despertar sigo sin creerme nuestra realidad. Te prometo sonrisas, lágrimas, alguna que otra discusión y miradas a los ojos eternas. A mi sólo me gusta la gente loca, seamos dos locos en este mundo de cuerdos. Rompamos todo menos nuestros corazones. Yo en tu pecho, tú acariciándome el pelo. Yo sólo quiero sonreir hasta que se me erice la piel.

Cuando sólo importaba hacer mejor el segundo siguiente, y así todo el día...

domingo, 11 de julio de 2010

Who Cares



Ya no importa que se enamoren locamente, y me dejen al poco después a favor de otra más normalita. Yo tampoco sería capaz de soportarme, sí, me importa una mierda lo que ellos hagan. La mayoría no saben una mierda de las heridas, y la mitad no saben acabar de lamer con el suficiente tacto para que se cierren definitivamente. Porque debería de importarme. Y sí, claro que he amado más de 365 días, y no me he podido quitar a alguien de la cabeza, ni he podido comer, ni dormir, y me he drogado, y he salido sólo para sentirme menos inútil. Yo a eso le llamo sentir, sentir al límite de cada exceso. Yo no odio a los hombres, tampoco a las mujeres, yo simplemente pertenezco a un colectivo que dista de la única diferencia que tiene esta sociedad entre los géneros. Nosotras putas y ellos unos cabronazos. Como si eso hubiese que asumirlo sin levantar la cabeza, sin replicar. No me da la gana asumir que si me acuesto con un tío que me ha devuelto la sonrisa en ese concierto tengo que ser una zorra, y no me da la gana asumir que si el novio de mi mejor amiga la ha dejado porque es una histérica que lleva dos meses sin entonar un te quiero, a favor de otra que deje de pensar en sí misma y sepa amar a los demás, tenga que ser un cabronazo, no me da la gana asumir ciertas cosas sólo porque la muchedumbre esté acostumbrada a eso. No soy de amigos de toda la vida, ni de echar de menos mi país, ni mi casa, ni una maldita bandera, me da igual que no lo entiendan.
Por lo demás, no necesito a nadie que me diga lo guapa que estoy cuando llevo tres días sin dormir, ni necesito cenas carísimas, ni anillos, ni verle a todas horas. Me aterran ese tipo de rutinas, adoro la fugacidad del momento en que un desconocido te folla hasta el alma, porque es en ese justo instante en el que cobra sentido su nombre, cuando te llena también por dentro, de frases, de sonrisas, de miradas, de vida. Y si tengo que volver a caer cien veces más porque me agobio tanto que necesito huir, o si alguno de ellos tiene que salir corriendo porque le aterran mis versos, lo haré, caeré, y lloraré, y me enfadaré. Pero siempre volveré arriba, a reinventarme para poder volver a empezar, engañándome o no, a excitarme con todas las pequeñas cosas que hacen que la vida cobre sentido.

jueves, 25 de marzo de 2010

Eres la historia de mi vida

Recuerdo la primera vez, el primer intento. Las ganas y la inocencia envolvían nuestros suspiros cada vez que nos veíamos. Nunca había sentido escalofríos hasta entonces, ni los he vuelto a sentir. La primera mirada, el primer beso y la primera vez que me cogiste la mano; el primer día que fuimos juntos a comer, y el primer día que descubrimos Madrid entero desde "nuestra" cuesta, la primera cerveza, tus besos y tus abrazos...tus jodidos abrazos. Nuestro maravilloso invierno, nuestras palabras, tus vaciles, tú música que acabo siendo parte de la mía; lo que me enseñabas, lo que intentaba enseñarte. Sobre todo, y no se muy bien por qué, recuerdo un día de invierno sentados en un portal con cerveza en mano, perdidos entre las calles de Malasaña. Fueron unos cuatro meses, cuatro meses perfectos que se desvanecieron al querer complicar todo inconscientemente, al intuir la rutina en nosotros.
Pasaron siete meses, siete meses sin necesitarte pero queriéndote. Cuando decidiste pasar página me sentí obligada y egoista al volver a decirte que te quería en mi vida. Volviste a mi, volvimos a ser nosotros.

Segundo intento, no diré que fue en vano, porque volvimos a sentir esa jodida felicidad; pero esta vez la cagué, fui ambiciosa y paranoica. Me gustaría que entendieses que jamás, nunca he estado tan perdida en mi vida como contigo, y creo que nunca lo volveré a estar con nadie, porque superaste todo lo que conocía, porque la confianza en mi misma se desvanecía por segundos y el miedo me llevo a actuar de maneras de las que me avergüenzo, dejé de saber quien era, quien era cuando estaba contigo, quien era cuando me miraba al espejo.

Volvió a acabarse. Te hice daño, nos hicimos daño, fui egoista, se me fue completamente de las manos. Pasamos 5 meses, yo creo que necesitándonos más que nunca, doliéndonos cada acción del otro, sintiendo y sobre todo recordándonos. Empezamos a hablar, pensé que nunca volverías. Te portaste conmigo de una manera que me sorprendió, y ahí me di completamente cuenta de todo lo que merecías la pena y lo ciega que había estado, tarde.

Coincidimos en situaciones, situaciones incómodas, me costaba mirarte a la cara, sabiendo lo que sentíamos el uno por el otro; esa impotencia de que ya no había nada que hacer, de que volvería a salir mal. Nunca hubo comunicación entre nosotros, y ni yo ni tú somos putos adivinos.

Volver a sentirte dos días más después de esta historia, sin querer volver a tenerte, sin buscar fecha ninguna, sin compromisos pero con más sentimientos que nunca, echando de menos cada día y cada suspiro...me invadió el miedo de que yo pudiese sentir más que nunca, y que para ti fuese algo efímero, es algo que yo no podría soportar. Estoy segura que cambiarías muchas formas en las que yo actúo, igual que me gustaría que cambieses tú en ocasiones, pero creo que ni tú ni yo hace tiempo que no nos encontramos con fuerza para cambiar nada.

Es curioso que nos empeñasemos tanto en borrar la palabra siempre de nuestro vocabulario, en no creer en las historias cotidianas y viviendo, sin ir más allá que lo que cada día podía mostrarnos. Ahora nos la juegan sin dejarnos olvidar, sin poder parar de sentir, demostrándonos que un siempre es más probable que un nunca. Que yo he dejado de ser si no estás tú conmigo.

Tú eres la historia de mi vida, porque han sido los dos años más maravillosos y dificiles, porque ha sido la historia más intensa que he vivido. Porque te quiero, y por primera vez diré que SIEMPRE te querré.
Esto será lo último que escribiré pero quiero que sepas que nunca me acordaré de olvidarte.

miércoles, 24 de febrero de 2010

El mundo me da tanto asco que ya ni siquiera puedo cabrearme. No existe ninguna palabra que defina esto. No existe. Y es una auténtica mierda. Gozamos de un diccionario insultantemente enorme, he buscado por delante y por detrás y no encuentro una palabra con la que explicar todo esto. Siento repetirme, pero es que es una mierda. Podría decir que estoy "out" - fuera de todo- pero la realidad, la cruel realidad, es que ahora estoy más metida en mi vida que nunca. Podría decir que estoy decepcionada, pero no estoy segura de esto último. Quizá lo más conveniente sea decir que estoy en un punto intermedio entre el cabreo y el cansancio. Más cansada que cabreada, creo. Tengo fuerzas, pero ¿qué parte de mí reclama esas fuerzas? Tengo valor, pero no sé para qué lo necesito. Tengo ganas, ganas que se mezclaron con una rabia intensa, enorme y peligrosa. Y ya no sé cómo separarlas. No estoy triste. Me encantaría. Pero no lo estoy. Tampoco estoy contenta. Y no, en absoluto estoy buscando que alguien me diga cómo me siento. Tampoco escribo para encontrarme. Me toco y sé que estoy aquí. Me siento. Me veo, me huelo, me escucho, me acaricio, me respeto. Pero quizá necesite algo. O a lo mejor sólo quiero eliminar lo que nunca debió ocurrir. Borrar un fragmento de mi vida y reescribir con tiza otro momento. A lo mejor necesito alcohol, ¿no? Droga para aclararme. No lo sé. Y es una mierda. Rectifico. Es una auténtica mierda. ¿Calma? No, gracias. Estoy calmada. No hay nadie con quien pueda hablar de esto. Millones de personas que no me sirven para nada en este momento. Ni siquiera puedo hablar conmigo misma, porque no sé lo que siento. Porque me pongo a pensar y me quedo a medias, porque no entiendo qué viaja de lado a lado en mi cabeza cada madrugada cuando no consigo conciliar el sueño y duele, duele sentirse víctima de algo que ni siquiera controlas, porque no puedes, porque no quieres, porque no sabes cómo hacer para acabar con algo que te taladra la piel día sí día también. Es como si tuviera los ojos vendados, y camino, no sé si hacia atrás o hacia delante, pero camino y me canso de no encontrar nada en esta cabeza loca. Necesito una terapia que no existe, un medicamento que aún no inventaron. Algo que me alivie este sinsentido. Que prefiero sentir para mal, que no saber para qué siento. Que si tiene que doler, que duela, pero por favor, que comience ya. No aguanto ni un día más con esto dentro, necesito sacarlo de alguna manera, o al menos saber qué es, qué pinta tiene, a qué sabe y si va a dolerme mucho o si, por el contrario, me sacará una sonrisa en el próximo minuto. No quiero llegar tarde, no a mi vida. Así que por favor, sea lo que sea lo que esté dentro de mí, que salga ahora.
Soy una obsesa de mi mente, necesito que todo esté perfecto aquí dentro y ahora mismo no lo está. Y me molesta. Mi propia fábrica de pensar es lo que me daña esta vez. Estoy tensa, noto a mis costillas empujar hacia mi pecho con fuerza, como si les faltara aire, como si necesitasen despojarse de mi piel por un rato. Me cuesta respirar, ya no tengo la facilidad que tenía antes para llenar mis pulmones con el aire de esta habitación, porque apenas hay aire y si lo hay, mi boca no lo encuentra . A veces me descubro pensando en cosas que ya pasaron, en lo terminado, y me resulta raro ser yo la que ahora está en la cama dando vueltas, intentando olvidar. Me siento incómoda aquí, asi baje la persiana o la vuelva a subir, asi esté de pie o sentada, no me encuentro bien. He cometido demasiados errores, o quizá sólo uno. Ni yo misma lo sé. Ni yo me sé. No puedo vivir. Porque así no puedo. Y no quiero ponerle nombre a lo que me está pasando, no quiero ser nada ahora mismo, ni estar de ninguna manera. Simplemente quiero acabar con esto, dejar de pensar, ¿es esto tan difícil? que alguien pare la máquina, por un rato, porque yo estoy adentro, estoy en el único sitio desde el que no puedo hacer nada y necesito que se acabe, antes de que se me acabe la vida.

martes, 16 de febrero de 2010

Winter Time


Dices que soy un cúmulo de contradicciones mal alineadas. Que no aprendo a llorar otra cosa que no sean palabras. Que siempre escribo lo que quiero que sea y no lo que es. Que miento, a todas horas. Aunque sean verdades a medias. Que en realidad no soy lo que fuí y que aún no sé lo que quiero ser. Que no necesito alas para llegar a lo más alto, y que odio perder. Que sólo necesito otro imposible. Dices que desconfío mucho del tiempo, y demasiado poco en la suerte. Que soy loca, no lo fuí. Que lo sé y ésta es mi manera de torturarme. Que no hay huracán que me apague. Dices que a palos se aprende y las astillas sólo dejan cicatrices. Que me ves cansada del caos. Dices que hay más colores que el gris humo y negro frialdad. Más sabores que la dulce soledad. Que a veces se necesita otro aire y estos son los ciclos de una vida pensada para ser vivida una sola vez.

No sufro de locura, la disfruto cada minuto

La droga es el peor psicólogo, pero lo es al fin y al cabo. Y yo cambio mis gélidas neuronas por dejar de sentir el peso de todos los miedos que me cuelgan. Por ignorar que ya no necesito a nadie y seguir intentándolo. Por obviar que haciendolo no hago daño a los demás.


viernes, 29 de enero de 2010

Teméis todas las cosas como mortales y todas las deseáis como inmortales.

-¿Te puedo pedir una cosa?
-Sí, dime
-No te acostumbres a mí.
-¿Cómo?
-Que no te acostumbres a mí, ni a mi risa, ni a mi hiperactividad matutina, ni a mis sonrisas en esos momentos, ni a mis besos, ni a mi olor. No te acostumbres a que hablemos de tus problemas, ni a que te escuche con atención. No te acostumbres a como te miro o te dejo de mirar, no te acostumbres a mis mejillas rojas como un tomate cuando te ríes de mí, ni te acostumbres a mi rabia, ni a reírte de las cosas que digo. No te acostumbres… enserio
-¿Y eso a que viene?
-A nada simplemente algún día me cansaré, me iré y echarás de menos a esas cosas si estás acostumbrado

Tratando de dominar el mundo

Ya sonaba alto antes de que naciéramos. Hemos venido al mundo y como generación sin nombre tenemos todos unas ganas insaciables de comernos el mundo. Nacidos desde el más triste orgasmo hasta la única ilusión de dos personas. Dentro de una maldita contradicción. Hechos de un plástico no muy resistente, con una dosis de cinismo que supera lo recomendado por la fábrica. Esperanza de un futuro borroso, engañoso. Muertos en vida en plena sobredosis, en pleno subidón cerramos los ojos y nos importa muy poco lo que pueda llegar a pasar. Resaca acumulada por generaciones que depositan demasiada confianza, resaca de antaño acumulada en un sólo ser. Somos buenos en cosas malas, y malos en cosas buenas, o eso dicen, o eso no se cansan de decir. Creyentes de la nada, del ahora, de lo poco que hay. No en ninguna fe ciega, culpables de no ver más allá de lo que significa una piedra esculpida. Culpable también por renegar un sistema lleno de pequeñas fracturas. Somos paradojas. Pero también somos tan distintos que encerrarnos en el mismo sobre viene a ser negarnos lo que aún no sabemos. ¿Soy una buena persona haciendo cosas "malas"… o una mala persona haciendo cosas "buenas"?

Leonard Bernstein (1918-1990)


La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido”.

El origen de la Tragedia - Friedrich Nietzsche

..La música y el mito trágico son, en un mismo plano, la expresión de la facultad dionisiaca de un pueblo, y parecen inseparables. Ambos derivan de una esfera del arte que, por lo mismo, es apolínea; ambos alumbran una región de armonías dichosas en las que se extingue deliciosamente la disoancia y se desvance la horrible imagen del mundo; ambos juegan con el aguijón del dolor, confiando en el poder infinito de sus encantos; ambos justifican por este juego la existencia de <<>>. A los ojos del apolíneo, el instinto dionisiaco se manifiesta aquí como la fuerza asrtística primitiva y eterna, que llama a la vida al mundo entero de lo ilusorio, de lo aparente, en medio del cueal es necesaria un anueva ilusión transfiguradora para retener en la vida el mundo animado de la individualidad. Si nos fuese posible imaginar la disonancia hecha carne – ¿y qué es el hombre sino esa disonancia hecha carne? -, para poder soportar la vida, esta disonancia tendría necesidad de una admirable ilusión, que le ocultase su verdadera naturaleza bajo un velo de belleza. Este es el verdadero fin del arte apolíneo; el nombre de Apolo resume aquí para nosotros esas ilusiones innúmeras de la bella pariencia que hacen, en cada momento, digna de ser vivida la existencia y nos empujan a vivir el instante que sigue.
La música, el arte ilusorio que nos motiva a seguir caminando cuando la realidad se hace carne viva; condimento que endulza los tragos amargos; nube donde acurrucarnos cuando la tormenta se hace visible.