viernes, 29 de enero de 2010

El origen de la Tragedia - Friedrich Nietzsche

..La música y el mito trágico son, en un mismo plano, la expresión de la facultad dionisiaca de un pueblo, y parecen inseparables. Ambos derivan de una esfera del arte que, por lo mismo, es apolínea; ambos alumbran una región de armonías dichosas en las que se extingue deliciosamente la disoancia y se desvance la horrible imagen del mundo; ambos juegan con el aguijón del dolor, confiando en el poder infinito de sus encantos; ambos justifican por este juego la existencia de <<>>. A los ojos del apolíneo, el instinto dionisiaco se manifiesta aquí como la fuerza asrtística primitiva y eterna, que llama a la vida al mundo entero de lo ilusorio, de lo aparente, en medio del cueal es necesaria un anueva ilusión transfiguradora para retener en la vida el mundo animado de la individualidad. Si nos fuese posible imaginar la disonancia hecha carne – ¿y qué es el hombre sino esa disonancia hecha carne? -, para poder soportar la vida, esta disonancia tendría necesidad de una admirable ilusión, que le ocultase su verdadera naturaleza bajo un velo de belleza. Este es el verdadero fin del arte apolíneo; el nombre de Apolo resume aquí para nosotros esas ilusiones innúmeras de la bella pariencia que hacen, en cada momento, digna de ser vivida la existencia y nos empujan a vivir el instante que sigue.
La música, el arte ilusorio que nos motiva a seguir caminando cuando la realidad se hace carne viva; condimento que endulza los tragos amargos; nube donde acurrucarnos cuando la tormenta se hace visible.

No hay comentarios: