martes, 21 de abril de 2009

Good night, moon

[No sé, no sé quien eres. No sé que serás. No sé que será de nosotros. Lo sabremos solo viviendo.]
El ser humano se adapta a todo. Supera el dolor, cierra historias, empieza de nuevo, olvida, hasta consigue sofocar las más grandes pasiones. Pero a veces basta con nada para comprender que esa puerta nunca se cerró con llave. ¿Miedo? Miedo a amar. ¿Qué puede haber más hermoso? ¿Qué riesgo mayor vale la pena correr? Con lo bonito que es entregarse a la otra persona, confiar en ella y no pensar en nada más que en verla sonreír. El amor más hermoso es un cálculo equivocado, una excepción que confirma la regla, aquello para lo que siempre habías utilizado la palabra “nunca”. Qué tengo que ver yo con tu pasado, yo soy una variable enloquecida de tu vida. Pero no voy a convencerte de ello. El amor no es sabiduría, es locura…Tengo ganas de enamorarme, de amar, de ser amado, quiero un sueño, quiero construir, quiero tener certezas. Necesito olvidar todo cuanto sucedió en estos años pasados. ¿Todo esto lo sabe decir un beso? Depende de lo ligeros que sean los labios que lo reciben.
El amor se halla en esas pocas líneas, el amor tal como lo querría ella y como ya no tiene. O quizá como no lo ha tenido nunca. Porque el amor no es y no puede ser simple afecto. No se trata de costumbre o de amabilidad. El amor es locura, es el corazón que late a dos mil por hora, la luz que surge de noche en pleno atardecer, las ganas de despertarse por la mañana sólo para mirarse a los ojos. El amor es ese grito que ahora la llama y le hace comprender que es hora de cambiar. Él. Recuerda momentos pasados en su compañía, las cosas que siempre se decían, su rostro. Pero no sabíamos hablar. No estábamos hechos el uno para el otro. Hay recuerdos que carece de sentido compartir, ni siquiera con un amigo. Aunque hagan daño. Aunque resulten dolorosos. Podría decirse que en el amor, el dolor es proporcional a la belleza de la historia que has vivido.
“ Y caen las hojas, y parecen soles, y cae la nieve de espuma sobre el mar. Y dos están tan juntos que parece un final”
Hace tiempo que dejo de haber alegría. No había estremecimiento. No hay nada. Silencio. Miedo. Oscuridad. Y se echa a llorar con rabia. Llora porque no siente lo que le gustaría sentir. Llora porque a veces no hay culpa y no quisieras hacer sufrir a nadie, pero te sientes desagradecida. Preguntas, demasiadas preguntas para ocultar la única verdad que ya conoce. Pero otra cosa es admitirla. Admitirla significa doblar en la próxima esquina y coger otro camino. Luego se busca. Se mira en el espejo. Pero no se encuentra. Es otra. Y piensa en ese final que le falta y que siempre le ha faltado. Ese final que ha buscado como una respuesta que no tenía valor ni para plantearse siquiera a si misma. Ese final a lo mejor ha llegado.Los días pasan lentos, uno tras otro, sin que sean diferentes. Esos días extraños de lo que uno no se acuerda ni de la fecha. Cuando por un instante te das cuenta de que no estás viviendo. Te está ocurriendo lo peor que te podía pasar. Estás sobreviviendo. Y a lo mejor todavía no es demasiado tarde. Luego, una noche. La noche aquella. De repente. Vivir de nuevo
…Enciende la radio y apaga todo lo demás. Oscuridad. Suspiros repentinos. Manos que se cruzan, divertidas, ligeras. Desabotonan, buscan, encuentran. Una caricia, un beso. Y otro beso y una camisa que resbala. Un cinturón que se abre. Una cremallera que baja lentamente. Un salto. En la oscuridad pintada de oscuridad. Feliz de estar allí…Oscuridad hecha de deseo, de genas, de ligera transgresión. La más hermosa, la más suave, la más deseable. Coches que pasan veloces por la carretera. Faros que iluminan como un rayo y desaparecen. Ráfagas de luz que dibujan bocas abiertas, deseos suspendidos, sufridos, alcanzados, cumplidos, ojos cerrados, luego abiertos. Y más y más. Como entre las nubes. Excitación, humedad. Abajo y arriba. Subir y bajar. Lento, más lento. Rápido, más y más rápido. Cabellos alborotados. Gemidos, cada gemido suyo era música para mis oídos. Y manos, Manos que proporcionan placer. Bocas en busca de un mordisco. Nadie tiene tiempo de reparar en aquel amor que sigue el ritmo de una música al azar. Y dos corazones acelerados que no frenan que están a punto de chocar dulcemente.
Ayer por la noche. Noche de palabras. Noche de recuerdos. Noche de confidencias al papel. Noche profunda. Noche sin gente. Noche de luces, sonidos. Noche que pasa demasiado rápido. Noche que no pasa nunca. Desilusión. Amargura. Tristeza. Desesperación. Demasiadas cosas para meterlas en una sola noche. La única poesía que es capaz de componer, la única rima, la única música fácil de tocar, simple, de periferia. Música de rabia y de dolor. Divertidas anécdotas lejanas. Viejas historias que tan sólo el dolor, con su soplo potente, consigue sacar a la luz a veces. Episodios pasados, ocultos, perdidos pero en el fondo nunca abandonados. Más tarde. Noche. Noche profunda. Luces apagadas. Un viento suave que viene de lejos. Las cortinas bailan levemente. Tengo la impresión de que mi vida resulta incierta, con el riesgo, la certeza casi, de que todo se muera. Y sin embardo, en este momento soy feliz. Después de todo lo que me gusta es hablar de cosas inútiles, idiota pero livianas, hermosas, cosas que carecen de final, que no sirven para nada, que no tienen que significar algo por fuerza, pero que hacen reír tanto…Y hacen sentir tan bien. Cómo echo de menos las cosas estúpidas
…Y quisiera una magia que se encendiera por la mañana y no se apagase por la noche. Alguien a quien mirar y a quien decir las cosas que aquí escribo.



5 comentarios:

J. dijo...

Eres tu la que escribe esas pedazo de historias? Eres la caña!!
Me sigues? :)
Muak!

MY OWN YELLOW CAT dijo...

Que filosófica! ^_^

ensimisma dijo...

definitivamente MAGNIFICO. el texto es genial
:)

Maria Medina Perez dijo...

adoro tu blog! eres la leche escribiendo! un estilazo! pasate por mi blog un besazoo!

No soy tu estilo dijo...

genial tu look y genial el texto
me hago seguidora de tu blog!